domingo, 8 de junio de 2008

Trabajo y riqueza:

En defensa de los desempleados y subempleados: A si titula el editorial que con fecha 29 de enero del 2007, la editorialista de Diario El Universo, Gabriela Calderón escribe en su columna. Ella sostiene que establecer un salario mínimo vital es una clara violación a los derechos ciudadanos y que cada uno debería ganar lo que le parezca o trabajar si desea por lo que le ofrezcan. Afirma, que es preferible tener un mal sueldo a no tener uno. Me parecen con el respeto que se merece, opiniones antojadizas, de poco sustento y traídas de los cabellos por que seria lo mismo decir que es preferible tener un mal sistema de salud a no tenerlo, una mala educación a no tenerla, malos empresarios a no tenerlos; bajos sus premisas en la ley de la oferta y la demanda es el mercado el que todo lo regula, el cerebro del hombre queda arrinconado o su cabeza solo sirve para peinarla. Según estas aseveraciones, debemos dejarlo todo al mercado y el sentido de equidad y de razón desaparece por completo. La equidad la pone el mercado y como este no piensa la razón no sabemos a quien.

Para mantener este tipo de conceptos debe llegarse a tener desempleo de verdad, transparentado con todas las premisas que esto significa; el subempleo es un empleo informal y en muchos casos degradante, una salida a la desesperación por llevar algo a casa y una aceptación forzada de un sistema de trabajo corrupto del cual no son necesariamente responsables las empresas privadas y los empresarios formales y serios que si los hay, que cubren todos los parámetros que manda la norma y que están en concordancia con un sistema social de corresponsabilidad. Los malos empresarios y los malos ciudadanos, de esos que hay en todos los rincones de América Latina, particularmente dentro de Ecuador, aquellos que para demostrar pérdidas le dedican más tiempo a la doble contabilidad que a la producción misma, son co-responsables del descalabro en materia de trabajo. La complicidad de los gobiernos que se han turnado y los malos dirigentes pseudo representantes de los trabajadores que nunca han defendido nada general ni de lo básico en materia laboral y que han acomodado su aparente trabajo diregencial a sus bolsillos, llevan a cuesta responsabilidad culposa de la problemática de la ocupación.

Si solo se formalizara el trabajo por medio de la seguridad social y se pagaría el salario mínimo determinado por la ley, no se requeriría en mucho tiempo subirlo nuevamente. La gente no esta desempleada en su gran mayoría. El desempleo es casi siete veces menos al sub empleo. Si los empresarios deshonestos y todos los pequeños y medianos empresarios, del sector comercial formal y la gran demanda de servicios no calificados pagáramos lo que dice la ley y protegiéramos socialmente a nuestros trabajadores como manda la constitución, no estaríamos hablando de este tema que lo masticamos mensualmente desde hace décadas.
Es el subempleo el que campea y no por que la gente se desempeña en áreas inferiores a las que puede desempeñar o por tiempo menor, si no, por que esto del sub empleo esta calificado por el ingreso informal que percibe un trabajador y si hablamos de tiempo ni se diga: por cuarenta dólares a la semana y hasta por menos, se sale a trabajar a las cuatro de la madrugada y se retorna a las cinco o seis de la tarde. Se abandona a los niños por largísimo periodo de tiempo y quedan a la merced de los hermanitos mayores, de las abuelas, de las tías, de las vecinas y de hasta los mismos abusadores sexuales que hacen gala de cariños en presencia de los progenitores para en su ausencia hacer de las suyas.

Si este sistema debe ser regulado por el mercado según la periodista y algunos “doctos en materia”, ya deberíamos por medio de alguna técnica cibernética o a lo mejor quántica, proporcionarle al mercado un gran disco duro, cargado principalmente de conciencia, para que pueda decidir; cuando se le debe pagar a un ciudadano, mismo que lo da todo diariamente y que nos ayuda a hacernos ricos o al menos nos mantiene comiendo decentemente y cuanto se le debería pagar y de la misma manera, el mercado debería decidir a cuales ciudadanos latinos se los debe asegurar socialmente y a cuales no les queda tan bonita la seguridad social. Con los criterios puramente económicos de la periodista Gabriela Calderón y de muchos correligionarios en su tesis de los que abundan, sui géneris mercantilista, los ciudadanos deberíamos estar clasificados en Latinos de primera, de segunda y de tercera; yo a pesar de tener lo necesario y gracias a la divina providencia una familia unida y aparentemente en el trayecto correcto, me siento ciudadano de tercera y esto por el silencioso contubernio que he mantenido por muchos años callando lo que a gritos nos dicen los verdaderos ciudadanos de primera, los que sin pertenecer a ninguna cámara nacional o internacional hacen la verdadera riqueza de un país y que sin ellos, que nos entregan diariamente todo su esfuerzo, su mano de obra calificada plenamente para su labor y solo no calificada por los sofismas economicistas, esta América eterna y luchadora no habría progresado y estaríamos a mas de mil años del viejo continente. A la larga no todos quieren ser nuevos millonarios, pero si tener lo básico, para tener una vida decente y asegurar a nuestros hijos un futuro mas promisorio con una América Latina mas justa y soberana.